martes, 29 de mayo de 2012

LA GRAN BATALLA

El centinela dio la alarma ante lo que observó atónito. La temida invasión había comenzado.

Enormes y gruesas columnas de enemigos, en perfecta formación militar se acercaban…

Entonces, con gran rapidez y orden, también miles y miles de defensores de la población se aprestaban a entrar en combate, en una lucha que seguramente será encarnizada.

Algunos vuelos de reconocimiento regresaban con información cuantitativa de las fuerzas del invasor; no eran muy buenas noticias, el ejercito enemigo es inmenso… Pero no les sería fácil entrar y apoderarse de las riquezas que buscan. Cada vez más, miles y miles de efectivos del ejército de resistencia, se concentraban a la entrada de la fortaleza perfectamente sincronizados.

Cientos de Guerreros especiales de elite rodearon a la reina para protegerla.

Las avanzadas invasoras se detuvieron muy cerca de la entrada, para esperar el grueso del poderoso contingente atacante; en cuestión de minutos se manifestaron en toda su magnitud y poder… Ahora estaban frente a frente; cada ejército con su táctica de ataque y defensa escrupulosamente delineados, esperando solo la orden de sus altos mandos.

Las líneas delanteras se miraban mutuamente como calculando sus posibilidades, aquellos enemigos ancestrales. De repente las dos poderosas fuerzas se abalanzaron unos contra otros trenzándose en mortal combate. Las bajas por ambos bandos rápidamente fueron enormes; miles y miles de combatientes sucumbían los cuales eran remplazados rápidamente por otros miles y miles.

Después de una hora de feroz combate y el campo de batalla sembrado de cadáveres. Lo que parecía imposible para los defensores se empezaba a vislumbrar. Ante la férrea resistencia los comenzaron a rechazar… Hasta que las grandes formaciones de atacantes empezaron a retroceder y finalmente huyeron en desbandada. Los soldados corneta zumbaron vigorosamente anunciando la victoria.

Por esta vez las abejas de la colmena habían triunfado sobre las belicosas hormigas soldado, conocidas también como “Tarascas” en Jalisco y Michoacán; a estas les gusta mucho la miel. La colmena tendrá que reparar lo dañado y reponer con jóvenes larvas lo antes posible las miles de obreras muertas, y prepararse para otro futuro ataque de las “Tarascas” que no siempre las pueden rechazar. Frecuentemente aniquilan colmenas enteras apoderándose de la miel, en estas feroces y mortales batallas entre enemigos naturales desde hace millones de años.

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