martes, 29 de mayo de 2012

EL ARBOL.

El frondoso follaje del fresno que se alzaba en la calle, lo observaba diariamente desde el cómodo sillón en su casa, cuando el fresco viento de la tarde mecía suavemente sus ramas.

Eran tan tupidas sus verdes hojas, que sus vibraciones infinitas parecían un gran calidoscopio ante su mirada fija, que cada vez le costaba mas trabajo sustraerse de verlas por varias horas, como hipnotizado.

Ese día llevaba ya buen rato viendo el árbol. De repente notó que una figura del color de las hojas se movía entre el follaje; concentró su mirada y vio a una especie de duende del color de las hojas que hacía acrobacias y se reía con el, luego desapareció.

Al siguiente día, incluso lo buscó, ahí estaba. Se dio cuenta que le hacía señas para que fuera con el, se levantó del sillón y de un salto penetró entre las hojas… Y brincó con el duende imitando sin dificultad sus maromas acrobáticas.

No supo cuanto tiempo pasó hasta que regresó a su sillón. No lo comentó para nada con su familia. Al siguiente día igual y los días subsiguientes… El duende se convertío en su mejor amigo… A veces veía al duende sentado en su sillón, y el desde el follaje brincaba y saltaba obteniendo su aprobación que hasta le aplaudía.

Cada vez le costaba más regresar del árbol a su sillón, perdía la noción del tiempo… Hasta que se quedó por completo entre las hojas sin encontrar la salida. El duendecillo desapareció y el no podía regresar; vio que lo buscaban por toda la casa sin encontrarlo… El les gritaba angustiado que estaba en el árbol entre el follaje, pero no lo escuchaban.

Lo levantaron del sillón con la mirada perdida en el árbol y hablando incoherencias. Lo internaron en un hospital; allí les informó un medico a sus familiares… ¡Siento decírselos pero, por su adicción a las drogas se fugó de la realidad de manera irreversible!... ¡A perdido la razón!...

LA GRAN BATALLA

El centinela dio la alarma ante lo que observó atónito. La temida invasión había comenzado.

Enormes y gruesas columnas de enemigos, en perfecta formación militar se acercaban…

Entonces, con gran rapidez y orden, también miles y miles de defensores de la población se aprestaban a entrar en combate, en una lucha que seguramente será encarnizada.

Algunos vuelos de reconocimiento regresaban con información cuantitativa de las fuerzas del invasor; no eran muy buenas noticias, el ejercito enemigo es inmenso… Pero no les sería fácil entrar y apoderarse de las riquezas que buscan. Cada vez más, miles y miles de efectivos del ejército de resistencia, se concentraban a la entrada de la fortaleza perfectamente sincronizados.

Cientos de Guerreros especiales de elite rodearon a la reina para protegerla.

Las avanzadas invasoras se detuvieron muy cerca de la entrada, para esperar el grueso del poderoso contingente atacante; en cuestión de minutos se manifestaron en toda su magnitud y poder… Ahora estaban frente a frente; cada ejército con su táctica de ataque y defensa escrupulosamente delineados, esperando solo la orden de sus altos mandos.

Las líneas delanteras se miraban mutuamente como calculando sus posibilidades, aquellos enemigos ancestrales. De repente las dos poderosas fuerzas se abalanzaron unos contra otros trenzándose en mortal combate. Las bajas por ambos bandos rápidamente fueron enormes; miles y miles de combatientes sucumbían los cuales eran remplazados rápidamente por otros miles y miles.

Después de una hora de feroz combate y el campo de batalla sembrado de cadáveres. Lo que parecía imposible para los defensores se empezaba a vislumbrar. Ante la férrea resistencia los comenzaron a rechazar… Hasta que las grandes formaciones de atacantes empezaron a retroceder y finalmente huyeron en desbandada. Los soldados corneta zumbaron vigorosamente anunciando la victoria.

Por esta vez las abejas de la colmena habían triunfado sobre las belicosas hormigas soldado, conocidas también como “Tarascas” en Jalisco y Michoacán; a estas les gusta mucho la miel. La colmena tendrá que reparar lo dañado y reponer con jóvenes larvas lo antes posible las miles de obreras muertas, y prepararse para otro futuro ataque de las “Tarascas” que no siempre las pueden rechazar. Frecuentemente aniquilan colmenas enteras apoderándose de la miel, en estas feroces y mortales batallas entre enemigos naturales desde hace millones de años.

TREN FANTASMA.

El entusiasta viajero, un muchacho que le gustaba llegar a las playas de Colima al amanecer. Como en otras ocasiones, esperaba el tren pasajero de la madrugada en la vieja estación de Tuxpan, Jalisco.

Esta vez iba solo, sus habituales amigos no pudieron o no quisieron acompañarlo. Todo estaba escueto pues, en ese servicio nocturno Guadalajara, Manzanillo, ni siquiera abrían la taquilla; lo pocos pasajeros que a veces abordaban el tren pagaban su boleto una vez arriba.

Vio la hora un poco inquieto por lo tétrico del lugar, en que solo se escuchaban en los árboles algunas lechuzas, la una y media de la madrugada; faltaba mas de media hora, por lo general pasa a las dos y quince de la oscura noche, pensó.

Acababa de hacer esa reflexión, cuando oyó a lo lejos el melancólico silbato del ferrocarril que se acercaba…

¡Vaya que extraño pita ese tren!... ¡Además viene adelantado!... ¡Que raro!...

Observó el fanal de la luz de la máquina que se aproximaba rápidamente… Y cuando estuvo muy cerca no daba crédito a sus ojos… El ferrocarril era totalmente anticuado, como del siglo diecinueve.
Iluminados los vagones interiormente, no lo podía creer… Los pasajeros, hombres y mujeres vestían muy elegantes; parecían aristócratas, pero sus finas ropas eran de antaño…Quedó anonadado cuando frente a el, a través del cristal… estaba ni más ni menos que don Porfirio Díaz… sí, no había duda; era el que fue presidente de México cuando estalló la revolución de 1910. Otro vagón iba lleno de oficiales y soldados federales.

Desconcertado, pero concluyendo que tal vez eran actores de alguna compañía teatral caracterizados con esas ropas, decidió abordarlo cuando ya empezaba lentamente su marcha después de parar cinco minutos. Entonces con resolución brincó al escalón de ascenso de un vagón con poca gente pero… Se fue de bruces quedando sobre los durmientes boca arriba, viendo estupefacto como el tren pasaba sobre el pero transparente… no era materia, era un espejismo, un fantasma… O quizá en otra dimensión era un hecho real y actualizado. Vino a su mente la teoría de Einstein y la relatividad del tiempo que en algunas circunstancias se puede manifestar, estando en el lugar y en la hora adecuada.

Recordó entonces lo que había escuchado de los ancianos. Que esa era una ruta frecuente del general Porfirio Díaz, Guadalajara, Colima… Ya se alejaba el tren fantasma con su pitar melancólico y extraño, muy extraño.

“LO CONFUNDIO CON UN ENANO EBRIO” (Ovnis en Tuxpan)

Por el espacio de los colosos de Colima, que en realidad están en Jalisco, son muy frecuente los avistamientos de Ovnis. Hasta se habla de una base en alguno de los dos volcanes… “El de fuego” y “El Nevado”. Por ejemplo, en la década de los sesentas, un ovalo luminoso se observó por l5 minutos aproximadamente por arriba del cerro “Cihuapill”, al poniente de la Ciudad de Tuxpan Jalisco, tiempo suficiente para que se tomara una foto que le dio la vuelta al mundo en la T.V.
Esto fue como a las seis de la tarde.

En otra ocasión, dos amigos regresaban a dicha población un domingo por la madrugada, venían de la Cd. de Tamazula; doblaron un entronque, seguía una recta con cañaverales a los lados... La observaron en silencio al empezar a adentrarse a la solitaria carretera, uno de ellos vio la hora, las l2.l5 A.M… De pronto, se iluminó el interior del automóvil con una gama de luces multicolores tan intensas, que el que manejaba disminuyó la velocidad para no sufrir un accidente. El radio dejó de trasmitir oyéndose solamente un zumbido; buscando desesperadamente de donde provenía aquello, el de la derecha sacó la cabeza y volteo hacia arriba quedando estupefacto, una nave ovalada encima de ellos, era la que les proyectaba aquella luz. El conductor entonces también la vio; instintivamente aceleró, el extraño artefacto dejó entonces de enviarles aquellas luces directamente, en un claro mensaje de que no querían causarles daño, desviando los potentísimos haces hacia los cañaverales, o metros mas adelante sobre la carretera.

Con el pánico reflejado en sus rostros, el conductor aumentaba la velocidad más y más. El ovni, que no producía el menor ruido se mantuvo así unos segundos, para enseguida dispararse a una increíble velocidad en dirección a los volcanes, distantes quizá a unos treinta kilómetros al suroeste; inmediatamente el radio volvió a funcionar; sin bajar la velocidad tardaron quince minutos mas en llegar a la población... No podían creer lo que habían vivido.

Estos antecedentes pueden relacionarse muy bien con lo siguiente: La humilde muchacha, diariamente efectuaba aquel recorrido de su casa a la tienda de abarrotes donde trabajaba, esto era muy temprano, como a las cinco de la mañana, mucho antes de que amaneciera.

Un buen tramo lo caminaba por un lugar solitario en las afueras de la población, pues era el camino mas corto desde su casa que estaba en la periferia; utilizaba una linterna, y se desplazaba con cierta tranquilidad pues ya estaba acostumbrada. Como a la mitad del trayecto, había un pozo de agua potable de donde se bombeaba el preciado liquido para la población; A un lado, abruptamente, iniciaba una profunda y estrecha barranquilla con árboles en el fondo, que incluso sus frondosas copas se podían ver casi al ras del camino, débilmente iluminadas las ramas mas cercanas por los dos focos exteriores de la caseta.

Esa madrugada era una de tantas, Chepina apresuraba el paso pues estaba un poco retardada; su linterna en esta ocasión taladraba con dificultad la gruesa neblina que flotaba esa mañana; distinguió a la distancia las luces del pequeño edificio de la bomba, pero al acercarse vio entre la niebla y moviéndose en dirección a ella, lo que le pareció un enano ebrio por su forma de caminar, en zigzag. Sumamente extrañada y armándose de valor continuó caminando.

El cielo estaba encapotado; cuanto mas se acercaba aquella extraña figura, Chepina se intrigaba e inquietaba gradualmente. Al estar aquello a diez metros se empezó a asustar, lo que suponía un enano ebrio como la única explicación que le encontraba, ya no lo pensó así, entre la densidad de la bruma distinguió claramente un ser de pequeño y delgado cuerpo con una enorme cabeza, la cual movía hacia los lados como para balancearse.

Unos pasos mas y quedaron frente a frente... Entonces la muchacha profirió un grito y después otros mas grandes que ya fueron alaridos, aquello no era de este mundo, como después lo platicó; la enorme cabeza de aquel ser, su color, lo distinguió perfectamente a la luz de su linterna y de los focos de la caseta; era completamente negro, pero de un negro esmaltado, como metálico, con pequeños orificios, tal vez, ojos, nariz, boca; sus brazos, tan enormes que parecían tentáculos.
Y por supuesto, desproporcionados al tamaño de su cuerpecillo; lo que parecía ser su parte del pecho y sus pies, eran de color plateado grisáceo. Lo curioso fue que con los gritos de la chica, aquel ser también se asustó y claramente vio Chepina, cuando se impulsó en lo más parecido a un clavado hacía la profunda barranquilla, como volando, desapareciendo en la negrura de esta.

Todavía gritando regreso a su cercana casa corriendo, toda la familia y los vecinos salieron alarmados; casi a punto de desfallecer de pánico, la sostuvieron para que no cayera, la acostaron; al cuestionarla sobre __¿Qué te sucedió? ... ¿Qué te pasó? ... ¿Qué viste?___ la pobre muchacha solo contestaba ___ ¡Vi al Diablo! ... ¡Vi al diablo!___

Tacho, el velador del pozo de agua escuchó aquellos desgarradores gritos; estaba seguro que se trataba de Chepina, la joven que diariamente pasaba antes del amanecer camino a su trabajo, y que lo saludaba amablemente. Tomó su revolver y salió apresuradamente, la neblina tan intensa, apenas le permitía ver a escasos metros; con su linterna vio otra linterna en el suelo… La que gritó la soltó encendida seguramente muy asustada.

De pronto a su derecha... En la profunda y angosta barranquila, una intensísima luz iluminó los árboles; no salía de su asombro cuando un objeto ovalado que destellaba luces multicolores, lentamente y en silencio emergió hasta la copa de los árboles, para enseguida dispararse a increíble velocidad rumbo a los volcanes.

El velador boquiabierto solo pudo exclamar ___ ¡Ave Maria Purísima! ... ¡Ahí van los Marcianos!___

F I N

martes, 24 de abril de 2012

SERIE DE VARIOS RELATOS

Hola amigos de TUXPANJOVEN, lo que a continuación les envío son una serie de relatos que antaño se escuchaban con frecuencia en Tuxpan, y que no dejan de ser parte de nuestro acervo popular. Un servidor siempre a pugnado en la Cd. de Morelia donde radico y en más de una ocasión lo comenté con alguna autoridad de Tuxpan, que las leyendas los relatos y lo cuentos no deben desaparecer con la modernidad, pues aparte de ser el entretenimiento más antiguo de la humanidad son parte de la idiosincrasia y cultura de los pueblos, cada cual con sus historias y leyendas propias. Como todos lo sabemos en la edad media y en el renacimiento los relatos de terror y misterio fueron muy populares en Europa y que hoy se le conoce como literatura gótica. Nuestro México es muy rico en esos tópicos y mi Tuxpan no es la excepción. Yo soy una persona de la 3ra. edad que nací y viví en Tuxpan al cual amo entrañablemente, mis hijos también son tuxpanenses, quieren mucho a su pueblo natal y yo les enseñé a respetar sus costumbres que ahora las hacen propias...Por eso los invito a ustedes que son nuevas y valiosas generaciones a que se enteren de las historias y leyendas de nuestro querido Tuxpan, las que yo relato seguramente no serán las únicas, pregunten a la gente mayor, ellos sabrán muchas más... Reciban un cordial saludo. 

 LA PROCESIÓN FANTASMA: Se decía que por algunas calles de Tuxpan, como por ejemplo Mariano Escobedo, por donde estaba antiguamente el rastro, o por el barrio de “El Cuervo,” o por “La Cruz Blanca,” o por donde se hace la placita en Diciembre, o por la calle del Panteón, se puede ver como a las doce de la noche, siempre a la distancia, unas lucecitas al parecer de velas parpadeantes en movimiento acompañadas de murmullos de rezos: los que miraban aquello pensaban que se trataba de una procesión, pero repentinamente desaparecían a corta distancia ante los Propios ojos del desconcertado y luego asustado trasnochado. Se dice que este fenómeno, como la mayoría de los sucesos fantasmagóricos, sigue ocurriendo

. LA MUJER FANTASMA DEL TREN NOCTURNO: Esta leyenda que ya referí en páginas anteriores. Se decía que después de pitar el tren nocturno de pasajeros que se alejaba rumbo a Manzanillo, un impresionante silencio reinaba por el rumbo de la estación. Después, un recio taconear de mujer se escuchaba, sobre todo por la calle Álvaro Obregón, seguido por el alarmado ladrar de los perros. Luego, una fantasmal y escalofriante figura que algunos vecinos la llegaron a ver, era una alta mujer vestida de negro, con anticuado sombreo y velo cargando una maleta del mismo color, se paraba en las esquinas volteando para todos lados, para enseguida proseguir su macabra marcha hacia el centro hasta perderse por el atrio, o también la llegaron a ver entrar al Panteón. Los perros ladraban lastimeros durante varios minutos.  

EL DIABLO A CABALLO: Esta historia fue un hecho real que se distorsionó de boca en boca. Resulta que, allá por l958-60, se soltó un fuerte rumor de que por la calle Libertad, bajaba de Poniente a Oriente como a las tres de la mañana, un Charro vestido de negro en un enorme caballo del mismo color, arrastrando unas cadenas. Algunos vecinos de la mencionada calle, decidieron desvelarse y cerciorarse por sus propios ojos; estos, provistos de crucifijos, velas, agua bendita, y desde luego de un buen café de olla con su piquetito, se dispusieron a esperar cerca de una ventana. Las horas transcurrieron lentas sin novedad marcadas por el monótono tic tac de un viejo reloj de pared, se escuchaban solo los normales ladridos de los perros, el rebuznido de algún burrito a lo lejos los grillos y algunos gatos en celo que maullaban espeluznantes. De pronto, un poco después de que el antiguo reloj de la única torre de la Iglesia en ese tiempo, marcara las tres de la madrugada; los pacientes atisbadores escucharon casi imperceptible en un principio, como lejanos cascos de caballo. Poco a poco se fue esclareciendo, si en efecto, cascos de caballo se acercaban, pero también se distinguía otro sonido metálico, las Cadenas, pensaron de inmediato. Aquella extraña combinación de sonidos cada vez estaba mas cerca. Por fin, ahora pasaba exactamente por enfrente; el corazón les latía aceleradamente. Uno de ellos, el de mas valor tomó el crucifico con fuerza y decididamente abrió la ventana. La sorpresa de todos fue mayúscula, ciertamente, un jinete avanzaba sobre una enorme montura negra, pero no era el Diablo ni nada parecido; sino un lechero que montaba un “Macho” negro con varios botes lecheros de diferentes tamaños colgando de la montura, estos hacían los ruidos que la gente decía eran cadenas; el señor usaba un sombrero grande y sarape negro. Desde luego este también se sorprendió cuando abrieron la ventana tan de repente mostrándole un crucifico y aventándole agua bendita. Ya platicando y todos mas tranquilos, les dijo que el diariamente a esa hora pasaba por ahí, atravesando la población para ordeñar sus vacas, y que ya había oído que lo confundían con el Diablo pero que nunca le dio importancia. Así pues, todo se aclaró… Aunque hay quien jura que hoy en día se sigue escuchando el espeluznante sonido de cascos de caballo y algo metálico que arrastra en la madrugada, con el alarmado ladrar de los perros. 

 LOS ELEFANTES DEL CIRCO: Las tres mujeres gritaron del susto al tiempo que soltaban sus baldes de nixtamal; lo que por un momento pensaron que eran montones de arena, en la semioscuridad de la calle, de repente cobraban vida aumentando de tamaño, pero el susto se convirtió en pánico cuando vieron que se trataba de tres enormes elefantes, que también nerviosos observaban a las mujeres. Estas, sin dejar de gritar se regresaron corriendo a sus cercanas casas. A los pocos minutos todo el barrio había despertado y salían a investigar porque tanta alarma. Resultó ser que tres pacíficos paquidermos, seguramente por un descuido, se escaparon del “Circo Atayde” que había llegado a Tuxpan como todos los años y se instalaba en las canchas del S.T.A. Y en lo solitario de la noche, silenciosamente se desplazaron sin rumbo fijo llegando hasta “La Calle De La Arena” conocida así por carecer de empedrado y que con la corriente de las lluvias, dejaban un húmedo lecho de arena; probablemente los elefantes al llegar a ese lugar, les gustó lo fresco y se echaron para dormir, con el consiguiente susto para las madrugadoras mujeres. Desde luego cuando volvió la calma, avisaron a la policía y estos al circo, los cuales regresaron a los mansos animales antes de que amaneciera. Esto sucedió en la década de los cincuentas.

 EL GRITO DE LA LLORONA POR EL RUMBO DEL SALATÓN: Según la leyenda, “La Llorona” que se llamó María Moncada De Los Reyes (Es una de las versiones) busca a sus hijos por arroyos y ríos, pues se dice que ella misma los ahogó en siglo XVl loca de celos al sentirse engañada por el padre de los mismos. Es por eso que su terrible grito se escuche en esos lugares; entonces ¿por qué mucha gente de Tuxpan la escuchaba por el rumbo del Zalatón?.. ¡Bueno! La explicación puede ser que, decían los enterados, el tanque del agua cercano a este atraía a la legendaria y siniestra mujer. Lo cierto es que, familias enteras que vivían cerca de ese lugar, llegaron a escuchar estupefactos romper el silencio de la noche el horrible alarido, y el alarmado ladrar de los perros. Se decía de un campesino, que lo alcanzó la media noche de regreso de su labor; cuando pasaba por “El Zalatón” escuchó los sollozos de una mujer provenientes del tanque del agua, había luna casi llena, por lo que distinguió claramente a la que lloraba recargada en el depósito; se encaminó hacía ella, cuando estuvo cerca le preguntó que le pasaba...por toda respuesta, la acongojada figura femenina vestida de blanco se elevó por los aires, dando horribles gritos mas parecidos a los de un animal pero que aún así se le entendía las palabras “Mis hijooooos.” El buen hombre corrió lleno de pánico y terror indescriptible, llegó a su casa desencajado, con alta fiebre y el hablar tartamudo, así contó su terrible experiencia; después, solo dijo incoherencias con la mirada vaga...había perdido la razón. 

EL ARCO DE LOS AHORCADOS: Antes de llegar al paso de “San Miguel” un poco mas arriba de “Tizatirla,” había un arco de piedra al parecer parte de un canal. Los habitantes del poblado de “San Miguel” evitaban pasar por ahí de noche, pues aseguraban ver colgado del arco a un ahorcado que luego desaparecía. Pero un suceso mas macabro aún, le podía pasar a alguien que se lo hubiese agarrado la noche de regreso a San Miguel; repentinamente sentía el peso del ahorcado y escuchaba su respiración jadeante que lo llevaba en las ancas del caballo. En ese lugar se dice, colgaron a mucha gente en tiempos de la guerra cristera.

 LA PUERCA NEGRA: Por el Oriente de la Población, se dice que en altas horas de la noche o en la madrugada, suelen ver a una puerca negra con media docena de puerquitos del mismo color. Lo Satánico consistía en que, los que se encontraron a los mencionados animales, por lo general trasnochados y parranderos, se les paraba en las patas traseras y también las crías, al tiempo que saludaba a los aterrados parroquianos con un gruñido coloquial de ¡Buenas Noches!.. Luego se alejaba cantando alguna popular canción de moda según la época; dicen que aquella de ¡Amor chiquito, acabado de nacer!... La llegaron a escuchar algunos de los horrorizados testigos, para con esa tonadilla perderse en la oscuridad los entes diabólicos. 

 EL TAMBORILERO SIN CABEZA: En el silencio de la noche el sonido es inconfundible, un tambor con acompasado y lento sonar se oye sobre la calle paralela a la vía del ferrocarril; se pasea desde el Zalatón (hoy comederos) hasta la alcantarilla de la calle Álvaro Obregón, luego se regresa. No ha faltado alguien, intrigado, que se asoma a ver quien toca el tambor a esa hora; Lo que ven es desquiciante, pues el que lo hace es un niño como de doce años, pero lo aterrador es que; el jovencito tamborilero... ¡No tiene cabeza! 

EL FANTASMA GIGANTE: Por la calle Fray Juan De Padilla, entre Independencia y Morelos, después de las once de la noche, se decía que caminaba un hombre de saco y corbata como de l.85 Mts. de porte altivo. Parece indiferente a todo, si el que se encontraba con el lo saludaba, este no contestaba, pero si ya al pasarle de largo volteaba quizá intrigado, veía horrorizado que el extraño personaje había aumentado de tamaño, como entre dos y medio y tres metros de altura. Algunas veces, se daba la media vuelta para perseguir al asustado parroquiano que huía despavorido. 

 LA CARRETA DE LA MUERTE: Los que la han escuchado dicen que se enchina la piel se siente que se erizan los cabellos, en aquel Tuxpan mal alumbrado de hace cincuenta o sesenta años, se podía ver en la penumbra una lucecita como de vela o sirio y oír el rechinar espeluznante de una carreta. La gente se santiguaba y se ponía a rezar; sabían que era “La Carreta De La Muerte” y que cuando se escuchaba, alguien de las cercanías moriría en los próximos días u horas y lo más probable es que sería de manera trágica. Como en todas las cosas paranormales, los perros y algunos otros animales las perciben mejor que los humanos, por lo consiguiente a los ladridos y aullidos lastimeros, se unían también otros animales como las gallinas, emitiendo un peculiar sonido de alarma y miedo, una especie de silbido tembloroso, las vacas mugían y se apretujaban unas con otras en los corrales...sentían o percibían que la muerte iba pasando. 

POR: JOSÉ SILVA VÁZQUEZ

sábado, 31 de marzo de 2012

"FURIA DE FUEGO"


Un extraño ruido subterráneo, como de sordas explosiones se escucharon a las 3.22 A.M en ciudades y poblaciones del estado de Colima y el Sur de Jalisco. Colima, Comála, Armería, Quesería, Tecomán, Manzanillo… De Jalisco: San Marcos, Tonila, Cd.Guzmán, Zapotiltic, Tuxpan, Autlán, El Grullo, El Limón, Tuxcacuesco, Tonaya y otras.

Todas estas poblaciones, unas más otras menos, están cercanas al coloso de Jalisco y Colima conocido como “El volcán de fuego de Colima” uno de los volcanes con más actividad en el mundo… La gente que había despertado, extrañada se preguntaba que fue aquello… Después de algunos segundos de silencio se sintieron una serie de temblores no muy intensos en toda la zona.

Entonces la población salió a las calles en prevención de otros más fuertes. Por eso todos los habitantes de esos lugares escucharon el primer espantoso estruendo… Instintivamente voltearon y vieron que el cielo se enrojecía en dirección del volcán por una enorme explosión de este; una serie de explosiones menores precedieron a otra y otra, tan gigantescas como la primera… También miraron como millones de piedras de fuego de diferentes tamaños tapizaron el cielo, expandiéndose muchos kilómetros a la redonda incendiando casas y causando muerte al caer como proyectiles.

En las poblaciones más pegadas a la montaña de fuego, veían horrorizados como ríos de magma incandescente se derramaban por las laderas encontrando cauce en las barrancas como la de Beltrán y otras… Las erupciones continuaban entre chicas y grandes sembrando el terror y la muerte. En poco tiempo las poblaciones más cercanas habían sido sepultadas por piedras y lava, otras un poco más alejadas, ardían.

El panorama era dantesco… El cielo rojo y las explosiones se veían y se escuchaban hasta Guadalajara, Tepic, Uruapan y otras ciudades. También empezó a caer arena caliente como una lluvia permanente. Por su cercanía al mar, cuarenta kilómetros aproximadamente y los grandes respiraderos que tiene el volcán hacia el océano y que la mega erupción los destapó; enormes trozos de mar parecían irse a gigantescos resumideros.

Por algunas poblaciones de Colima, la gente horrorizada escuchaba el furioso oleaje subterráneo… Esto provocó que el mar se replegase muchos kilómetros, regresando en forma de maremoto tragándose poblaciones enteras. La tragedia es enorme los muertos se cuentan por miles y miles, algo sin precedentes desde que se tiene memoria.

Cuando debería de amanecer, la luz del sol no llegó y así por varios días, pues una horrorosa y oscura nube de cenizas lo cubría todo… La pavorosa explosión del volcán de fuego de Colima había sido comparable dijeron los expertos, solo a otra que había ocurrido según calculaban… 2500 años A. C.

POR: JOSÉ SILVA VÁZQUEZ

“DESPUES DE PITAR EL TREN”

Algunos decían que podía ser, otros lo aseguraban, también había quien se riera de eso. Pero los que afirmaban ser cierto, platicaban que, después de pasar el tren de pasaje de las dos de la madrugada, en su ruta Guadalajara _ Manzanillo, el cual pitaba varias veces al aproximarse a la población, y también como con mas melancolía, al disponerse a continuar su camino a la costa.

Sucedía pues que, según se platicaba, cuando el tren ya no se escuchaba por la distancia; en algunas de las calles que desembocan a la estación del ferrocarril, y sobre todo el día de muertos, y una que otra vez el resto del año. Las familias del rumbo que se encontraban despiertas a esa hora, algunos deliberadamente para poder constatar lo que se decía; escuchaban el claro taconear femenino, de una mujer que supuestamente bajó del tren nocturno, y se dirigía al centro de la población.

No faltaba algún valiente, que al paso de los tacones se atreviese a entreabrir un poco su ventana. Los más, aseguraban que lo que vieron les produjo escalofrío; en la penumbra de la calle mal alumbrada, distinguieron sin embargo claramente, la figura de una mujer vestida de negro, extraordinariamente alta llevando en su mano derecha una negra maleta.

También coincidían los valientes testigos, que a pesar de que su atisbo fue sumamente cauteloso, pues apenas dos o tres pulgadas abrieron una de las hojas de su ventana, la siniestra figura parecía darse cuenta, pues detenía su fantasmal marcha y lentamente volvía la cara cubierta con anticuado sombrero y velo, hacia donde estaban los atónitos observadores. Estos sentían indescriptible terror, ante un súbito viento helado que los invadía, y cerrando sus ventanas se ponían a rezar.

Algunos trasnochadores aseguraban también, haber visto a la mujer de ultratumba caminar con fuerte taconear, acentuado por el silencio de la noche solo roto por el ladrido de los perros, perderse en las inmediaciones del atrio de la iglesia, cerca de la gran cruz de piedra “La Cruz Gorda”, erigida por orden de los frailes franciscanos, cuando fundaron y evangelizaron el pueblo; toda esta zona del frente de la parroquia por muchos años fue panteón.

La amarga experiencia la platicaba un simpático y muy estimado “Borrachito” conocido como “El Chilitos”, que podría tener todos los defectos menos el de tonto y mucho menos cobarde. Esto ocurrió al principio de la década de los sesentas.

Al filo de las dos de la mañana, el Chilitos se dirigía a su casa al salir de una cantina que cerró. Solterón empedernido, decía no tener quien lo regañara porque llegaba tarde.

Al atravesar el jardín central, se sentó en una de las bancas de hierro forjado alumbrada tenuemente por un farol, para dar cuenta del preparado de mezcal con refresco de cola que traía consigo. Al poco rato de estar dialogando animadamente con el mismo, escuchó a lo lejos el silbar del tren nocturno que se aproximaba al pueblo, en su paso rumbo a la costa de Colima.

Por lo general en este servicio nocturno, ningún pasajero del lugar subía o bajaba, más bien ya venía ocupado desde Guadalajara, pero siempre paraba más o menos cinco minutos, tal vez por reglamento. Así que el buen amigo Chilitos, volvió a escuchar los silbidos de reanudación de marcha a Manzanillo; probablemente les deseo buen viaje a los pasajeros en amistoso monólogo…
Después, hubo unos minutos de silencio, al que siguió desesperados ladridos de perros, con lúgubres aullidos (Característicos de cuando tienen pánico) por el rumbo de la estación.

El motivo de la alarma de los canes se acercaba cada vez más a donde estaba el Chilitos, pues ahora ladraban fuertemente los perros de las casas céntricas, cercanas a la plaza de armas.

De repente todo ladrido y aullido cesó. Un profundo y pesado silencio invadió el lugar; un perro callejero pasó velozmente huyendo de algo espantoso, porque llevaba los pelos erizados; hasta un tecolote que todas las noches cantaba en la palmera a espaldas del protagonista, levantó el vuelo asustado. El silencio se hizo más pesado aún, también los grillos enmudecieron.

El Chilitos a pesar de los tragos, se percató de lo extraño del momento. Platicaba que, de pronto sintió un intenso y repentino frío, como si de golpe la temperatura hubiese bajado a cero grados; luego, también notó que una densa neblina, empezó a invadir la plaza, esta se deslizaba a baja altura, casi al ras del suelo, de Poniente a Oriente, a pesar de que no se movía una sola hoja de árbol por falta de viento.

Fue entonces que, del extremo Sur Poniente del jardín, o sea, del lado de la estación, escuchó los rítmicos pasos de una mujer con zapatos de tacón que se acercaba. Recordaba, cuando accedía a contar su historia, que una extraña sensación, mezcla de lujuria con miedo se apoderó de el.

Quizá por los efectos del vino, o porque de pronto acudió a su mente la leyenda de la misteriosa mujer del tren, sintió el cerebro pesado, como si una invisible y fuerte mano, lo obligó a clavar la mirada en el piso… Oía claramente como se acercaban los taconeados pasos.

Un fuerte escalofrío lo sacudió, y enseguida una pesadez total se apoderó de su cuerpo, cuando vio la punta de un par de anticuados zapatos negros, asomar por debajo de un largo vestido del mismo color que casi rozaba el suelo.

Quiso levantar la cabeza pero no pudo. Luego observó como la mujer, que solo veía hasta medio metro del suelo, hizo descansar un mediano velís negro de cuero. La terrible situación duró varios largos segundos, en que su inmovilidad por impotencia fue completa; dice que sintió sobre su humanidad, una furiosa mirada, que a pesar del escalofrío lo quemaban también como dos brazas.

Luego, una enguantada y larga mano, levantó nuevamente el velís, y lentamente se empezó a alejar; conforme se retiraba, el Chilitos también recobraba soltura; cuando pudo alzar la cara, vio la imponente y sobrenatural figura, de una altísima mujer vestida completamente de negro, que se dirigía hacia la colonial cruz de piedra. Entonces al parecer, todos los perros de la población, cercanos y lejanos, se pusieron de acuerdo y comenzó un ensordecedor concierto de aullidos y ladridos que duró varios minutos.

El Chilitos se puso de pie temblándole las corvas, ya no estaba borracho, corrió rumbo a su casa distante cuadra y media de ahí; cuando llegó, encendió todos los cirios y velas benditas que encontró, y tomando su rosario y un crucifico, comenzó a rezar. Cuando llamaron las campanas a misa de cinco, se sintió fortalecido; espero a que pasara la gente pues no se atrevía a salir…

Luego acompañado de varios campesinos llegó a la iglesia, donde relató todo al párroco y solicitó confesión.

POR: JOSÉ SILVA VÁZQUEZ