sábado, 31 de marzo de 2012

EL DÍA QUE LLEGÓ EL TREN A TUXPAN.

Aquella hermosa mañana del cinco de Enero de 1909, desde muy temprano las gentes llegaban cada vez más y más a ese lugar conocido como “El Salatón” con una profunda expectación. Los vendedores de tacos, duros, nieve hecha con hielo del volcán, cacahuates, semillas, cañas, fruta de horno, buñuelos, charamuscas, pirulínes, borrachitos etc. Hacían su Agosto.

La mayoría nunca habían visto lo que cada vez se acercaba más según llegaban informes telegráficos. Niños, adultos, ancianos, todos volteaban nerviosos de cuando en cuando para el lado Norte, que es por donde aparecería aquello de un momento a otro.

Algunos, solo tenían una idea muy vaga de cómo era lo que esperaban ya con ansiedad. Las historias que se tejían en torno a eso, exacerbaban la imaginación de la mayoría de los ahí presentes, y que dentro de unos momentos llegaría dentro de aquello, el propio presidente de la república.

Las danzas tradicionales no dejaban de bailar vigorosamente y las bandas de música tanto de “Los Murguía” como de “Los Vázquez”, tocaban su mejor repertorio, también “La Chirimía”; desde luego sin faltar el sabrosísimo ponche de granada y de otros sabores. De pronto una serie de cohetes, cohetones y baterías, anunciaban que ya estaba muy cerca lo que se esperaba con gran emoción.

Un silbar estrepidante rasgo el aire al tiempo que se observaba a lo lejos una columna de humo, que acompañaba a la impresionante maquina de acero llamada “Tren” o “Ferrocarril”, que produciendo un enorme ruido cada vez estaba más cerca.

Cuando llegó imponente, arrojando humo como fumarolas del volcán y fuego entre las ruedas de acero, así como chorros de vapor con agua, algunos espectadores de plano corrieron. Era el tren verde olivo presidencial en donde venía el general Porfirio Díaz, presidente de la republica que inauguraba el tramo de vía Guadalajara, Tuxpan, para proseguir posteriormente hasta Colima.

La maquina arrastraba ocho vagones y el último de los inspectores, cinco de los cuales transportaban tropa y oficiales menores; en el resto viajaban el Presidente, militares de élite, parte de su gabinete, políticos y amigos personales. Lo recibieron las autoridades Tuxpanenses encabezadas por don Marciano Viera, Presidente Municipal.

Quizá los arrieros presentes, intuyeron con cierta nostalgia que su tiempo había terminado, una nueva era en la vida de Tuxpan y de todas las poblaciones por donde pasaría en lo sucesivo el tren, acababa de iniciar. La modernidad y con ella la rápida transformación de una nación, era una realidad.

POR: JOSÉ SILVA VÁZQUEZ

1 comentario:

  1. En la fotografía que encabeza este relato sale una locomotora que nada tiene que ver con esta historia, (que me parece entrañable), es una Mikado española en la estación de Teruel, la imagen es de un amigo mío, Francisco Gimeno, su padre era el maquinista que la conducía. Saludos. Amparo

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